Así empieza una locura

Ignacio & Iñigo

7/23/20251 min read

Así empieza una locura

El golf, al menos el que nosotros entendemos, es ese deporte en el que sabes cuándo empieza el día, pero rara vez cuándo termina (nuestras parejas pueden dar buena cuenta de ello).

Pues bien, uno de esos días –a comienzos de septiembre del pasado año–, después de un match improvisado de 14 hoyos, cerramos otra de nuestras clásicas jornadas en Jaizkibel con una cerveza y un pintxo de tortilla. Charlando sobre un proyecto que se estaba gestando en el mundo del golf, se encendió la bombilla:

¿Por qué todo el mundo se centra en la ropa? ¿Y si hacemos nuestra propia marca de bolas?

Los dos tenemos nuestros respectivos trabajos como comerciales, y en sectores muy alejados del golf. Aun así, nos faltó tiempo para ponernos a investigar materiales, posibilidades de producción y competencia. Dos locos en un mundo de gigantes, con presupuestos millonarios y el patrocinio de los mejores jugadores del mundo.

¿Urétano o surlyn? ¿Dónde fabricamos? ¿Cómo nos llamamos? ¿Hay que montar una empresa?

La idea era espectacular, pero… ¿de verdad podía hacerse realidad?

Tras días de búsquedas en Google y una iniciación exprés con ChatGPT, no tardamos en entender por qué nadie en España se ha atrevido a fabricar su propia bola: el 95 % se producen en China, Taiwán, Corea, Japón o Estados Unidos.

Pero eso ya da para otra historia. Porque en apenas una hora tenemos sesión de fotos para presentar el diseño del packaging con el que saldremos al mercado.

Esto es un no parar.